El vuelo de Dallas a Washington D.C. no presentó ninguna dificultad. Tuve tiempo de leer un poco, ver una película y tomarme un whisky por equivocación; digo por equivocación porque a la sobrecargo le pedí Canada Dry y me llevó un Canadian Dry, ni modo, me lo tomé.
Llegué al aeropuerto internacional de Dulles poco después de la media noche. Bajé del avión, tomé el tren subterráneo que lo lleva a uno a la salida. Una vez afuera tomé un taxi que me llevó al hotel Lombardy donde la universidad George Washington (GWU) me había reservado una habitación. El hotel está en el 2019 de la avenida Pennsylvania a treinta y seis kilómetros del aeropuerto. Eran ya cerca de las dos de la mañana, me sentía cansado, con temor a que el sueño me venciera y despertara tarde para incorporarme a los trabajos de la universidad.
Desperté a las siete de la mañana, me aseé, vestí, tomé los medicamentos que siempre llevo conmigo, cogí mis cosas y salí a la calle. La GWU queda cerca del hotel, así que decidí caminar para buscar la dirección.
A las ocho de la mañana comienza a intensificarse la actividad en la capital de los Estados Unidos de Norteamérica. Washington, Distrito de Columbia, es una ciudad con un poco más de setecientos mil habitantes y en el área metropolitana, un total de seis millones aproximadamente.
Esa mañana el clima era agradable, fresco, entre los 8º y 10º celsius. Washington D.C. es una ciudad muy limpia y libre de polución a pesar de que su tráfico es intenso. Es el centro mas importante de la política norteamericana y del mundo.
En esta hermosa ciudad está la George Washington University (GWU) de la que ya he hecho referencia, fundada en 1821, por la iniciativa del presidente George Washington, quien donó fondos de su peculio para su creación.
Desde su fundación hasta hoy, la GWU se ha convertido en una de las instituciones líderes mundiales en derecho, asuntos internacionales, políticas públicas y medicina. Su campus de aproximadamente 17 hectáreas está situado en el histórico barrio de Foggy Bottom, a unas cuantas cuadras de la Casa Blanca. En ese barrio está la prestigiosa Elliott School of International Affairs, la novena mejor escuela en asuntos internacionales y la séptima en educación de postgrado en el mundo. Fue precisamente de la Escuela de Graduados de la universidad, de dónde recibí la invitación firmada por Robert Izurieta para ofrecer una cátedra en el corazón de los Estados Unidos de Norteamérica
Después de caminar varias cuadras en busca del edificio de la Escuela de Graduados, sentí un poco de hambre; busqué a mi alrededor y no identifiqué nada que pudiera ser un restaurante. Seguí caminando y después de dos cuadras, encontré el edificio de la Escuela de Graduados que buscaba, está ubicado en el 805 de la SW St; a unas cuadras de las oficinas del Fondo Monetario Internacional.
Era aún temprano y en la esquina de la misma cuadra del edificio de la Escuela de Graduados está un StarBucks Coffee al que decidí entrar. Un poco de café y un croissant, calmaron mi hambre.
Minutos después entré al edifico de la Escuela de Graduados que tiene varios pisos, aulas y salas de conferencia cuyo número no pude calcular. Me informaron que la sala de mi conferencia estaba en la planta baja y hacía allá me dirigí.
Como mi conferencia estaba programada a las 14:00 Hrs de ese día, entré a escuchar algunas de las conferencias de mis colegas que me parecieron interesantes. En una de ellas me enteré de la forma en como se hace ahora comunicación política utilizando la tecnología de las redes sociales y explorándola mediante lo que ahora se conoce como “minería de datos”. Es admirable cómo se puede aprovechar la información de las redes sociales para estudiar segmentos de la población votante y establecer la comunicación política con ellos; mi tema era otro, menos cibernético y quizás más preocupante para mi: la cuarta transformación y el futuro de México.
Planteado de manera académica mi conferencia versó sobre “MORENA y la crisis de los partidos políticos en México”; pero eso será tema de mi siguiente entrega.