Los gobernantes de formación militar, en la democracia moderna, ¿son eficientes en el arte del gobierno? La formación en la disciplina, en el orden militar, ¿garantiza eficiencia o eficacia gubernamental? Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, en las diversas ramas del gobierno, tiene confianza en los militares y lo expresa abiertamente. El asunto es que si una formación en la disciplina militar es suficiente para garantizar un buen gobierno y buena administración.
Si en cualquier circunstancia, la disciplina militar es un recurso eficiente para la toma de decisiones. Esta pregunta solo es pertinente en las democracias modernas, puesto que la historia de los gobiernos, los guerreros o los formados en el arte de la guerra han sido gobernantes a través de los siglos. Incluso, la Ciencia Política se ha nutrido de las normas y principios militares. O los gobernantes exitosos tienen que ser los filósofos como nos lo sugirió Platón.
Lo que sí es verificable es que el militar deberá sacar provecho de las circunstancias históricas que le permitieron tomar el poder y a partir de aquí, iniciar su tiempo de gobierno. En lo general, se acepta que los valores militares son: una muy rígida disciplina de vida. Esto es muy importante, un gobernante para ser eficiente y eficaz, no puede tener una vida desordenada, sin honorabilidad y responsabilidad.
Otro valor militar es el fuerte sentido del deber. Entre los fundamentales valores de la democracia está el Estado de derecho, el apego a las normas constitucionales y a las leyes que de ella emanan. El militar, independientemente de ideologías como el nacionalismo, su deber es con el Estado constitucional, con el orden jurídico, a la vez, con la defensa de la nación ante los grupos que buscan desestabilizar al Estado, su compromiso es con la paz de la República.
Sin el valor de la valentía es imposible reconocer a los militares. La valentía está en relación directa con la idea de defensa de aquello que se considera valioso, por ejemplo, la paz, en esta defensa se deben mitigar los miedos, los temores, sobre todo, la valentía ayuda a sobreponerse de las adversidades, que en política y en gobierno es la constante.
Es una fortaleza interior que apoya en las toma de decisiones difíciles en las administraciones públicas. Es también esa fuerza interior que nos apoya para hacer lo correcto. La valentía es una luz que ilumina a todas las personas que están cerca de uno, se inspira con ello.
Es abrir la brecha hacia lo desconocido, a la falta de certeza de las cosas de gobierno, es arriesgarse en los cambios, en las innovaciones. La valentía acompaña a la honestidad, porque es una confrontación con uno mismo, con los miedos, con los temores. Ser valiente implica ser consciente que miles de vida dependen de uno como gobernante, como operador político.
La resistencia física hasta el grado del estoicismo es valor militar. Servir a los demás, con largas jornadas de trabajo, sujeto a presiones increíbles, a circunstancias en que las corvas se doblan. Un gobernante responsable no tiene horario de trabajo, no tiene derecho a enfermarse, su condición física se manifiesta en su lucidez mental.
Un valor militar que no se debe soslayar es en la creencia en la gloria pasada, presente y futura de la patria y de la nación, sin esta creencia, la fuerza emocional del gobernante mengua considerablemente. Como se puede deducir, los valores inherentes a los militares son de observación obligatoria para los gobernantes, desde luego, no se agotan en los mencionados como la habilidad táctica y serenidad durante el desarrollo de las confrontaciones.
El carácter militarizado de un gobernante apoya para mantener la soberanía y la independencia de un país. Ante la amenaza exterior, las características del gobernante, con base en los valores y principios militares, son fundamentales para el éxito de la empresa política. Sufrir privaciones e inspirar el valor de la resistencia, tanto moral como física son fundamentales. Tanto en el campo de batalla militar como en la política son fundamentales expresarse en lenguaje sencillo y directo, el entendimiento inmediato es vital, dependerá de ello, la seguridad de la posición, de la posibilidad del avance y de asegurar una posición más estratégico en la batalla. Las órdenes deben hacer sentir que se está muy convencido de las mismas, que se respaldan con gran firmeza. Siempre habría que producir confianza y seguridad en el equipo y en la gente. La acción a seguir se deberá de influirle cierta misión histórica y un destino personal para cada uno de los miembros de la empresa política.
En estas circunstancias se puede originar un instinto político, una sed de poder acompañado de sagacidad e insaciabilidad por cumplir con el objeto de la acción. Estar en posición de poder de una vez por todas, sin esta posición será inútil todo lo demás. La posición de poder más la implacabilidad en las decisiones puede asegurar el éxito hasta la gloria.
En ciertas situaciones de la guerra y de la política se necesita una buena dosis de dureza inflexible. Esta situación se deberá explicar mediante un marco teórico adecuado, que deberá ofrecer una conciencia política para transitar por senderos adecuados.