Los gobernantes que aprovechan las situaciones, que a veces poco tienen que ver, se destacan y son capaces de encabezar movimientos políticos que a veces buscan un beneficio colectivo y a veces intereses de partido, de grupo, hasta personales, tienen un lugar en la historia de los regímenes políticos. En este sentido, será el gobernante y las circunstancias, en los términos que lo expresó José Ortega y Gasset (1883 – 1955). Si las circunstancias ayudan, aprovechar, pero siempre el gobernante deberá hacer lo suyo.
A la vez, se debe de optimizar para provecho las estructuras del poder social, económico y político, jugar para ganar con las reglas existentes, hacerlo de distintas maneras, de acuerdo a la correlación de fuerzas, en su caso. El grado de crisis política y social determinarán de sobremanera, se deberá de ofrecer la esperanza para salir de la crisis.
Recordar también que las crisis ofrecen el azar que se deberá asumir con cierta naturalidad. Habría que recordar que para las circunstancias la personalidad jugará un papel fundamental. En lo general, en las crisis se deberá tener un enorme grado de determinación, firmeza, fuerza de carácter, inquebrantable voluntad para alcanzar el objetivo, saber transmitir ideas fácilmente comprensibles y tener un verdadero apetito de poder para poder servir.
Recordar, las salidas de las crisis, no necesariamente implican la instauración del régimen democrático, este régimen es producto de estabilidad y de la continuidad de la misma, no de convulsiones, de colapsos y de restricciones normativas. Es decir, necesariamente se tendrá la necesidad de concentrar el poder para salir de la crisis, esto deberá ser totalmente transitorio, de lo contrario puede ser nefasto para el país y para el régimen.
El poder y el margen de las maniobras, dependerán de los apoyos que se obtengan, dentro de la clase política y sobre todo de la opinión de los ciudadanos. Esto se te puede dificultar más en un régimen democrático.
En el mundo actual, muy interconectado, se muestra con enormes dificultades para los amantes del poder sin muchas restricciones. El populismo no queda para darle salida a los grandes problemas de las sociedades modernas, vale más que se acoja al gobierno constitucional. Se debe procurar un gobierno de combinación de lo político, lo económico y de lo ideológico para alejarse de la tentación populista.
Hoy en día, no solo se debe de depender de las actuaciones de los gobernantes, se deberá atender a los manifestantes de las culturas, también existe una lucha entre las culturas por su predominio. Asimismo, las principales ideas y proyectos de sociedades, como lo son el neoliberalismo y el bienestarismo, por citar dos proyectos.
Tampoco se puede soslayar el problema del cambio climático que impactará en la forma de gobernar, en este caso, cambiarán los referentes básicos de la política. Por lo mismo, nuestro planeta, nuestro mundo, reclamará atenciones, acciones inéditas que no se encontrarán en ningún manual de buen gobierno.
El Nuevo Príncipe requerirá no solo las virtudes más excelsas del arte de gobierno sino de la composición de los regímenes más adecuados para poder enfrentar con eficacia con los viejos y nuevos problemas. Hoy la vida de nuestro mundo depende de la buena y excelente combinación del régimen político con la eficiente conducción del gobernante adecuado.
Dejemos de pensar en grandezas y glorias de los gobernantes y mejor los ubiquemos en sus impactos históricos en bien de la humanidad. Llegó la hora de las instituciones democráticas y el declive de los gobernantes heroicos.